21 feb 2013

La Gioconda


     Es una pintura del pintor italiano Leonardo da Vinci, realizada al óleo sobre tabla entre 1503 – 1505, y conservada en el museo del Louvre de París. Es una de las más destacadas obras del Cinquecento italiano, en lo que se ponen de manifiesto las características de este estilo, que se consiguen en la Italia del siglo XVI a partir de los ensayos de los pintores del Quattrocento. 

     Se trata de un retrato de la mujer de . La mujer aparece sentada, apoyando sus manos sobre el brazo de un sillón y levemente girada hacia el espectador. Parece estar en una galería que se abre a un paisaje fantasmagónico, asi lunar, de atmósfera húmeda y acuosa. La composición es aparentemente sencilla, pero el giro del campo de la modelo hace que no parezca inmóvil ni rígida, e incluso las formas del paisaje parecen fundirse unas con otra. Para acentuar el aire misterioso de la obra, Leonardo utilizó un complicado resurso, los dos lados del cuadro no coinciden exactamente, sino que el paisaje del lado izquierdo está más alto que el del lado derecho, de modo que al centrar la mirada en el lado derecho del cuadro, la mujer parece más alta y mas erguida que si fijamos la vista en la derecha. La expresión también cambia al observarla desde uno u otro lado y precisamente lo que más llama la atención de esta ora de Leonardo es la enigmática mirad y la sonrisa de la modelo, que además carece de cejas y pestañas, por los experimentos del artista o por una mala restauración.

     Leonardo refleja el estado de ánimo de la mujer, que lleva en velo extraordinariamente representado cubriéndole la cabeza. El pintor pone de manifiesto en esta obra no solo su maestría, sino también el progreso técnico alcanzado en la época. Uriliza varias capas de óleo superpuestas para crear las transparencias del velo y de las capas de paños, utilizando para ello colores muy diluidos. Gracias también a estas capas superpuestas, Leonardo consigue efectos de luces y sombras que aportan gran naturalidad al rostro, que de esta forma parece estar respirando.

     El paisaje del fondo acentúa la enigmática sonrisa de la mujer. Tanto el paisaje como el rostro se caracterizan por el sfumato, es decir, la difuminación de los contornos, que permite la fusión de laos planos creando el efecto de atmósfera, de perspectiva aérea. Esta misma técnica se puede enfocar en las rocas y en los pliegues del mar. La luz y el cromatismo son mas sombríos de lo habitual, dulcifican el retrato y hasta el punto de convertirlo en una obra inigualable.

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